Chicheme Juggling Vol. 2 Encuentro Nacional de Malabaristas de Panamá: Un día de malabares, magia, comunidad y circo social en Colón

El pasado 31 de agosto de 2025, la provincia de Colón se convirtió en el epicentro del arte circense con la celebración del ChichemeJuggling Vol. 2 – Encuentro Nacional de Malabaristas de Panamá, organizado colectivamente por La Tribu Performance, la Fundación Artes Escénicas Colonense Internacional (FAECI), O-Circo, Hulística, El Cuarto Rojo y El Semáforo Circus & Props, en alianza con el Ministerio de Cultura, el Centro de Arte y Cultura de Colón (CACCO) y el UNFPA.
Tras una exitosa primera edición en la Ciudad de Panamá en 2024, este segundo encuentro llevó la magia del circo hasta Colón, reafirmando el compromiso con la descentralización cultural y la proyección de la provincia como un centro creativo y comunitario.
Fue una jornada que reafirmó el poder del circo social, un enfoque trabajado por FAECI desde 2011, con el trabajo con los niños y las comunidades como pilar fundamental. Este esfuerzo, liderado desde la estructura organizativa de la Fundación, se fusionó con la propuesta performática contemporánea de La Tribu Performance, dando vida a un festival único y transformador, que sembró alegría, inclusión e identidad cultural en Colón.
Chicheme Juggling 2024: la chispa inicial Antecedentes que dejan huella
El 24 de julio de 2024, la Ciudad de las Artes en Panamá se convirtió en el escenario de un encuentro que marcaría un antes y un después en la historia del circo nacional: el primer Chicheme Juggling – Encuentro de Malabaristas de Panamá.
La jornada comenzó con un taller infantil de malabares y acrobacias, donde 25 niños de la Fundación Espacios Creativos, con edades entre 7 y 14 años, dieron sus primeros pasos en el mundo circense. Entre risas, pelotas y movimientos que al inicio fueron tímidos y pronto se transformaron en destrezas, quedó sembrada la chispa que inspirará a muchos de ellos a seguir explorando las artes escénicas.
Luego llegó el turno del conversatorio Tejiendo comunidad desde los malabares en Panamá, un espacio de diálogo con artistas nacionales e internacionales. Allí se habló de la profesionalización de las artes circenses, de los retos para consolidar un gremio en el país y de la fuerza del circo como herramienta de transformación social. Más que un intercambio de palabras, fue la construcción de una visión compartida para el futuro del circo en Panamá.
La participación institucional del Municipio de San Miguelito, ONU Migración y UNFPA consolidó el valor del circo como motor de inclusión y cultura de paz. Fue allí donde se sembró la semilla de un espacio intergeneracional en el que coincidieron niños, jóvenes, adultos y familias enteras. Y, sobre todo, los malabaristas fueron protagonistas, recordándonos que el circo no es solo espectáculo: es encuentro, comunidad y esperanza compartida.
Ese primer Chicheme Juggling Vol. 1 nos demostró que el arte circense puede traspasar fronteras y unir voces muy distintas alrededor de un mismo sueño.
Cuando cayó la noche, el festival sorprendió al público con un espectáculo de break dance y fuego, donde la energía urbana del baile se mezcló con las llamas y el malabarismo, generando un cruce inesperado de lenguajes artísticos que emocionó a todos los presentes.
El cierre estuvo a la altura de la jornada: un
Fire Jam junto a Luna Llena de Tambores. Percusión y fuego se encontraron en una experiencia vibrante, donde artistas y público celebraron juntos el nacimiento de este nuevo espacio cultural.
Una mañana de talleres y sonrisas
En el Vol. 2, desde muy temprano recibimos a 145 niños y niñas de comunidades de Panamá y Colón, San Miguelito, Isla Grande, María Chiquita, Valle Verde, Puerto Escondido, entre otros, acompañados de tutores y chaperonas que llegaron con la misma ilusión de los pequeños.
La mañana fue una fiesta de descubrimiento y alegría. Los niños participaron en ocho talleres formativos: magia, clown, títeres, acrobacias, danza contemporánea, hula hoop, malabares y un semillero de circo especialmente diseñado para los más pequeños, que incluyó la participación de niños con condiciones especiales.
Cada taller fue un verdadero laboratorio de juego y creatividad, donde la timidez inicial se transformó en risas, confianza y nuevas destrezas. Al mediodía, todo lo aprendido floreció en un hermoso show en el teatro del CACCO, donde los niños se convirtieron en protagonistas de su propio espectáculo, arrancando aplausos y sonrisas del público.
La jornada se enriqueció aún más con la llegada de nuevos grupos de niños que se sumaron como público y participantes en las actividades paralelas: la feria, los espacios de juego y el espectáculo de mediodía. Valle Verde, Puerto Escondido, Altos de los Lagos y otras comunidades de Colón dijeron presente, ampliando el coro de voces infantiles que llenó de vida cada rincón del festival.
La mañana tuvo un brillo especial con la participación de la viceministra de Cultura, Arianne Benedetti, quien compartió palabras de aliento junto a la directora de FAECI, los artistas de La Tribu Performance y el equipo organizador, celebrando el entusiasmo de los niños, tutores y comunidades.
Como regalo adicional, La Tribu Performance presentó un show especial en tarima, compartiendo risas y asombro con los más pequeños, y cerrando una mañana que demostró que el circo no solo entretiene: transforma, une y siembra esperanza.
En 2024, la historia había comenzado con un solo taller infantil, donde 25 niños dieron sus primeros pasos entre pelotas, aros y sonrisas tímidas que pronto se transformaron en destrezas. Esa primera chispa encendió la idea de que el circo podía ser mucho más que un espectáculo: podía ser un espacio de encuentro y comunidad.
Un año después, en 2025, esa chispa se convirtió en fuego colectivo. El festival creció hasta reunir a 145 niños en ocho talleres simultáneos, sumando a comunidades enteras y ofreciendo un abanico diverso de experiencias formativas.
Feria infantil: juegos, sabores y sonrisas
Al salir del teatro, los niños se dirigieron al área de la feria infantil, donde los esperaba una hora de diversión llena de colores y sabores. En el stand de la Policía Nacional disfrutaron de algodón de azúcar, popcorn y raspados, acompañados de las ocurrencias de los payasos Porotongo y Gabrielín, que con su alegría hicieron reír a grandes y chicos.
Aunque la lluvia nos impidió instalar el brinca-brinca, la fiesta no se detuvo. La asociación de payasos se sumó con entusiasmo, asegurando que la magia siguiera viva en cada rincón del festival.
Gracias al apoyo de la vicealcaldesa Bertel Malca, quien aportó los insumos para esta actividad, la feria se convirtió en un espacio de disfrute compartido, organizado con cariño y cuidado. La Zona Libre de Colón garantizó un almuerzo nutritivo, mientras que, antes de entrar al teatro, los pequeños habían recibido un refrigerio cortesía de Colón 2000 Duty Free.
Durante toda la jornada, tutoras y voluntarios estuvieron atentos, elaborando listas, monitoreando y acompañando a los niños para asegurar su bienestar. Así, no solo estuvieron bien alimentados y protegidos, sino que también vivieron una experiencia memorable de convivencia, juego y alegría comunitaria.
El Espacio Infantil del ChichemeJuggling Vol. 2 fue mucho más que un área recreativa: representó un abrazo colectivo a la niñez colonense y panameña. Cada detalle estuvo pensado para que los niños se sintieran cuidados, felices y protagonistas de la fiesta del circo.
La magia de este espacio fue posible gracias a muchas manos y corazones: TheWorkshop.co, que aportó toldas y juegos; Abigail SPA, que entregó silbatos y pequeños regalos; el UNFPA, que apoyó con materiales para los talleres; Nelson Jackson, que facilitó el transporte de niños y jóvenes de la costa, Conexión Caribeña, que acercó la experiencia televisiva con entrevistas a los niños y cobertura., La Universidad de Colón (Centro Regional) sumó con colchonetas para los talleres, así como muchos otros dieron su granito de arena.
Más allá de los nombres y aportes, lo que realmente brilló fue la unión de voluntarios, tutores y comunidades, que con amor y entrega hicieron posible que cada niño viviera un día lleno de magia, aprendizaje y esperanza.
Pasacalle: el circo tomó las calles
Con la energía renovada después de la feria y el almuerzo, llegó uno de los momentos más esperados: el pasacalle. Pese a la lluvia que intentó interrumpir la fiesta, la alegría pudo más.
Niños, tutores, artistas y voluntarios se unieron en una colorida caravana que partió desde el CACCO hacia el Centro Comercial Colón 2000, llevando consigo música, risas y el inconfundible espíritu circense. Entre paraguas y sonrisas, las calles se llenaron de malabares, disfraces y la magia del circo que contagió a todos los transeúntes.
La jornada tuvo un brillo especial gracias a la banda de guerra del Grupo de Bandas Independientes de la provincia de Colón, que llenó el aire de energía con sus tambores y redoblantes. Su música acompañó el recorrido y regaló una exhibición vibrante que animó a todos los presentes, convirtiendo al pasacalle en una verdadera fiesta de comunidad y cultura.
El desfile continuó con un recorrido por las instalaciones de Colón 2000 Duty Free, donde los artistas desplegaron su creatividad en un ambiente lleno de colores, malabares y sonrisas compartidas. Fue un momento único en el que el circo y la música se fusionaron con la vida cotidiana del lugar, sorprendiendo a quienes se encontraban allí.
Finalmente, al llegar a la plaza central, el público disfrutó de un espectáculo entrañable a cargo del querido payaso Porotongo, orgullo colonense, que arrancó carcajadas y aplausos con su humor cercano y chispeante, asegurando que tanto niños como adultos disfrutaran de un cierre inolvidable para esta colorida caminata circense.
El pasacalle no solo fue un desfile: fue un recordatorio de que el circo pertenece a la calle, al barrio y a la gente; que es una fiesta compartida que rompe fronteras entre escenario y público. Colón vivió la magia del circo en su propia piel, en un encuentro que mezcló cultura, comunidad y celebración colectiva.
Una tarde de arte y espectáculos en el CACCO
Tras la explosión de energía del pasacalle, la fiesta volvió al Centro de Arte y Cultura de Colón (CACCO) para vivir una tarde cargada de talento, emociones y propuestas escénicas únicas.
El escenario se transformó en un mosaico de estilos y lenguajes circenses. Los primeros en abrir la velada fueron los entrañables Cucharita y Caramelo, homenajeados con una placa de reconocimiento por su trayectoria en el circo panameño, quienes regalaron un show de magia y humor que arrancó sonrisas y aplausos de todos los presentes.
Luego llegó el turno del repertorio malabarístico de Mao, que deslumbró con su precisión, creatividad y dominio técnico. Sus clavas, pelotas y rutinas llenas de dinamismo cautivaron tanto a niños como a adultos, consolidando el valor del malabarismo como arte en constante evolución dentro del festival.
La intensidad subió con la presentación de Héctor Carrasco, quien dejó a todos boquiabiertos con un espectáculo cargado de tensión y fuerza escénica. Acto seguido, el colectivo Circo Arácnido se apoderó de las alturas con su propuesta de danza aérea performática, un despliegue visual que combinó destreza, poesía corporal y vértigo en el aire.
La tarde continuó con la participación de los artistas de la familia FAECI Mogli (Michael Cedeño) y Yugen fundador de la empresa Rebel Art, brillaron en escena con un acto que fusionó destreza, estética y emoción. Ambos llevan consigo una historia que inspira: desde muy temprana edad se acercaron al mundo del circo de la mano de la Fundación Artes Escénicas Colonense, y hoy, como jóvenes artistas consolidados, representan el fruto de un proceso formativo que ha apostado por sembrar arte, disciplina y esperanza en la juventud de Colón.
Su presentación no solo fue un despliegue de técnica y sensibilidad, sino también un testimonio vivo del impacto que el circo social puede tener en la transformación de vidas y en la construcción de futuros más brillantes a través de la cultura.
El cierre llegó con el esperado Fyre Jamming, un ritual colectivo en el que artistas y público encendieron la noche con fuego, energía y danza, todo acompañado por la música en vivo de la Caribbean Connection Band, que aportó su vibrante calypso caribeño como broche de oro a la jornada.
La tarde en el CACCO no solo fue una muestra de talento, sino también un espacio de encuentro entre generaciones, estilos y comunidades. Cada presentación fue un recordatorio de que el circo en Panamá late con fuerza, crece en diversidad y se proyecta como un movimiento artístico y social en constante transformación.
Un cálido y apretado abrazo para todos los colaboradores, aliados, patrocinadores, voluntarios y equipo que trabajó con entrega y pasión para hacer posible este festival. Cada gesto, cada apoyo y cada hora dedicada hicieron realidad una jornada que quedará en la memoria de la provincia de Colón y de todo Panamá. El ChichemeJuggling Vol. 2 no habría sido posible sin ustedes: gracias por sembrar con nosotros magia, comunidad y esperanza.
Este año marcó el último acompañamiento de la Fundación Artes Escénicas Colonense Internacional al Festival ChichemeJuggling. Han sido años de esfuerzo, entrega y sueños compartidos, donde cada taller, cada pasacalle y cada sonrisa nos recordaron por qué apostamos al circo como herramienta de transformación.
Queremos agradecer profundamente a todos los que han trabajado con fuerza y corazón para que este festival fuera posible. Gracias a los niños, a las juventudes, a los artistas, a los tutores, a los voluntarios, a las comunidades y a cada aliado que creyó en este proyecto: ustedes son la razón y la fuerza de todo lo logrado.
Hoy cerramos un ciclo con gratitud, sabiendo que el ChichemeJuggling seguirá brillando en la memoria y en el corazón de quienes lo vivieron. Para nosotros, este adiós no es un final, sino un nuevo comienzo. Nos enfocaremos al 100% en seguir sembrando arte en Colón, creando espacios propios, fortaleciendo a las juventudes, a los niños y a los artistas que serán los protagonistas del mañana.
Abrimos camino a nuevas propuestas de circo y arte social, seguros de que lo que sembramos juntos seguirá floreciendo. Porque cada malabar en el aire, cada risa compartida y cada abrazo comunitario son semillas de futuro.
Con amor y gratitud,
FAECI